A
primera vista, la mayoría de las personas diría, “no hay nada en común”.
Después de todo, el pensamiento convencional es que el amamantamiento es un
deber maternal que fuerza a las mujeres a postergar sus aspiraciones
profesionales para lograr algunos ideales de maternidad, mientras el feminismo
es sobre la liberación de la mujer de exactamente esas trabas. Caso cerrado. ¿O
no?. Por Alison Stuebe*
He
tenido la buena fortuna de pensar mucho sobre el amamantamiento y el feminismo
en las últimas semanas, en la preparación de una fascinante discusión en NPR’s
El Estado de las Cosas. Paige Hall Smith, Directora del Centro de Salud y
Bienestar para Mujeres de la Universidad de Carolina del Norte, en Greensboro,
introdujo a la discusión de manera bella: para la mayoría “el movimiento feminista no considera el
amamantamiento y el movimiento por el amamantamiento no considera el contexto
de las vidas de las mujeres.
El
resultado de esto es que las mujeres terminan peleando entre ellas sobre las
opciones a las que la sociedad nos fuerza a tomar- ¿maternidad o carrera?,
¿pecho o biberón?- en lugar de unirse en contra de las estructuras sociales que
evitan a las mujeres realizarse en su potencial total”
Durante
la exposición, el anfitrión Frank Stasio presentó la controversial publicidad
“Log-rolling” sobre los riesgos de la alimentación vía leche de formula. El
aviso muestra a mujeres embarazadas en un concurso de malabarismo sobre un
tronco, con el subtitulo, “Tu no tomarías riesgos antes de que tu bebe naciera,
¿por qué empezar después? Amamanta exclusivamente por 6 meses”
¿Qué implica esta publicidad? Las mujeres que no
amamantan son “malas madres”. Este paradigma pone al feminismo contra las demandas del
amamantamiento y todos pierden. El feminismo rechaza las normas culturales que
usan la culpa y la coerción para etiquetar los comportamientos de las mujeres
como “buenos” o “malos”. Y la demanda por el amamantamiento que se enfoca en la
madres de manera individual, en vez de enfocarse en las barreras sistémicas,
deja a muchas mujeres “entre la espada y la pared”, entre lo que se les ha
dicho que deben hacer y lo que es posible en el contexto de sus vidas. Una
opción que no es al mismo tiempo un derecho, no es realmente una opción, es un
privilegio.
Hall
Smith y Miriam Labbok, Directores del Carolina Global Breastfeeding Institute,
han estado reuniendo a académicas del feminismo y a defensoras del
amamantamiento para el Simposio Anual Amamantamiento y Feminismo desde el 2005.
En las conclusiones del simposio del 2007, ellos
escribieron:
“El
Simposio Anual de Amamantamiento y Feminismo convoca a reponer el amamantamiento
como una parte de la vida productiva y reproductiva de las mujeres y sus
derechos. El simposio está diseñado para reunir las demandas por el derecho a
amamantar con las demandas de las mujeres y las comunidades de estudios
feministas, y para aumentar el reconocimiento entre las defensoras del
amamantamiento que la promoción de este derecho recibiría mayor reconocimiento
socio político aunándose con aquellos preocupados por la salud, los derechos y la
justicia reproductiva de las mujeres, los avances económicos de las mujeres y
la eliminación de las inequidades sociales, económicas y de salud hacia las
mujeres”
Para el
simposio es central la noción de que amamantar no es una “opción”. Amamantar es
un derecho reproductivo. Este es un concepto simple, pero indudablemente
radical. Esto porque: cuando enmarcamos el amamantamiento como una opción hecha
por mujeres de manera individual, ponemos toda la responsabilidad de enfrentar
esa opción en la mujer. Pero, como lo escribe Bernice Hausman en su ensayo, “la
liberación de las mujeres y la retorica de la “opción” en los debates de la
alimentación de los niños, ponemos a la madre en lactancia como haciendo una
decisión de consumidora, en lugar del ejercicio de un derecho humano. Este
marco, en cambio, le entrega protecciones legales a las familias en periodo de
lactancia. En su análisis “La construcción de la protección parental en las
leyes de los Estados Unidos”, Maxine Erichner escribe sobre porque las cortes
han determinados que los Actos de Discriminación del Embarazo(PDA en ingles) no
aplica a madres lactantes:
“En
lugar de considerar que “está relacionado con una condición médica” respecto al
embarazo, lo que le daría cobertura bajo el PDA, las Cortes definen que el amamantamiento
es una “opción” relacionada a la paternidad y por tanto, no está cubierta
legalmente. Al instalar el amamatamiento como una opción eso absuelve a los
empleadores de cualquier deber para generar las condiciones y evade la pregunta
de si esas “opciones”, cuando aportan al bienestar de los niños, deben ser o no
apoyadas.”
El
resultado, dice Paige Hall Smith, es que las mujeres que tienen control sobre
sus cuerpos, tiempos y sus vidas- generalmente altamente educadas, por sobre
las clases medias- pueden optar por el amamantamiento, pero la mayoría de las
madres- trabajadoras asalariadas, mujeres de familias que requieren dos
ingresos para sobrevivir, o mujeres pobres que por orden de las leyes deben
volver a trabajar para mantener sus derechos federales- no pueden optar. Esa
falta de respuesta del feminismo a estas inequidad en el mundo del trabajo
hacen que el amamantamiento sea un “privilegio de clase”, ella dice.
Este
tema esencial de las injusticias sociales debería ser común a ambas demandas,
las del derecho a amantar y las del feminismo. La académica feminista Penny Van
Esterik toca temas clave en un estudio WABA, “Amamantamiento, un tema
feminista”
“Las
mujeres que quieren alimentar a sus bebes pero no pueden- debido a apoyo
inadecuado de las familias o trabajadores de la salud, impedimentos del lugar
de trabajo o desinformación de la industria alimenticia infantil- están siendo
oprimidas y explotadas. Grupos e individuos interesados en luchar por los
derechos de las mujeres y por los derechos humanos, deben tomar acción para
cambiar esta situación y reconocer al amamantamiento como un derecho de la
mujer.
Las
mujeres están llamadas a hacer valer el valor de su trabajo productivo y
reproductivo. Las mujeres no deberían nunca ser forzadas a hacer una opción
entra el trabajo de madre y otro trabajo. Condiciones para apoyar la
alimentación exitosamente son condiciones que conducen a reducir la
subordinación de género, contradiciendo las imágenes negativas de las mujeres y
enfrentando el valor del trabajo reproductivo de la mujer.”
De
hecho, la última unión entre amamantamiento y feminismo es que en una sociedad
realmente equitativa, las mujeres tendrán la capacidad de cumplir sus trabajos
productivos y reproductivos sin enjuiciamientos.
Estos
temas trascienden el amamantamiento. ¿Por qué, por ejemplo, nosotros ponemos a
las “mamás en casa” contra las “madres trabajadoras”, en lugar de demandar más
calidad y accesibilidad del cuidado infantil, horarios flexibles y maternidades
pagadas para que cada mujer pueda lograr enfrentar el mundo del trabajo y el
mundo del cuidado, en la proporción que ella desea? ¿Por qué aceptamos que, si
una mujer dedica todo su tiempo para cuidar a su familia, ella no tiene ningún
derecho ni beneficio social, por qué cuando tiene un trabajo remunerado y envía
a sus hijos al cuidado diario, ella y su apoyo de cuidado reciben seguridad
social en edad avanzada? Y ¿Por qué no demandamos políticas sociales que
subsidien el cuidado infantil y apoyamos a las madres pobres a ingresar a la
fuerza de trabajo remunerado, o quizás que las madres pobres puedan cuidar
ellas mismas a sus hijos y reciban remuneración por eso?
Cuando
las demandas por los derechos de las mujeres y las demandas por el
amamantamiento se unen, estos temas estructurales están al frente y en el
centro. Organizaciones como “Mamás criando” y “Lo mejor para los hijos” están tomando
estos temas, trascendiendo en el medio con “Mamás querreras” y creando un
movimiento por el cambio. Tenemos mucho que cubrir, empecemos a trabajar.
*Alison
Stuebe, Doctora Obstetra, Especialista en Amamantamiento
Artículo
publicado en la web Breastfeeding Medicine Journal
Traducido por Danae Prado C. con la autorización de la autora
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