jueves, 19 de marzo de 2015

¿Qué tiene que ver el feminismo con el amamantamiento?


A primera vista, la mayoría de las personas diría, “no hay nada en común”. Después de todo, el pensamiento convencional es que el amamantamiento es un deber maternal que fuerza a las mujeres a postergar sus aspiraciones profesionales para lograr algunos ideales de maternidad, mientras el feminismo es sobre la liberación de la mujer de exactamente esas trabas. Caso cerrado. ¿O no?. Por Alison Stuebe*



He tenido la buena fortuna de pensar mucho sobre el amamantamiento y el feminismo en las últimas semanas, en la preparación de una fascinante discusión en NPR’s El Estado de las Cosas. Paige Hall Smith, Directora del Centro de Salud y Bienestar para Mujeres de la Universidad de Carolina del Norte, en Greensboro, introdujo a la discusión de manera bella: para la mayoría  “el movimiento feminista no considera el amamantamiento y el movimiento por el amamantamiento no considera el contexto de las vidas de las mujeres.

El resultado de esto es que las mujeres terminan peleando entre ellas sobre las opciones a las que la sociedad nos fuerza a tomar- ¿maternidad o carrera?, ¿pecho o biberón?- en lugar de unirse en contra de las estructuras sociales que evitan a las mujeres realizarse en su potencial total”

Durante la exposición, el anfitrión Frank Stasio presentó la controversial publicidad “Log-rolling” sobre los riesgos de la alimentación vía leche de formula. El aviso muestra a mujeres embarazadas en un concurso de malabarismo sobre un tronco, con el subtitulo, “Tu no tomarías riesgos antes de que tu bebe naciera, ¿por qué empezar después? Amamanta exclusivamente por 6 meses”

¿Qué implica esta publicidad? Las mujeres que no amamantan son “malas madres”. Este paradigma pone al feminismo contra las demandas del amamantamiento y todos pierden. El feminismo rechaza las normas culturales que usan la culpa y la coerción para etiquetar los comportamientos de las mujeres como “buenos” o “malos”. Y la demanda por el amamantamiento que se enfoca en la madres de manera individual, en vez de enfocarse en las barreras sistémicas, deja a muchas mujeres “entre la espada y la pared”, entre lo que se les ha dicho que deben hacer y lo que es posible en el contexto de sus vidas. Una opción que no es al mismo tiempo un derecho, no es realmente una opción, es un privilegio.

Hall Smith y Miriam Labbok, Directores del Carolina Global Breastfeeding Institute, han estado reuniendo a académicas del feminismo y a defensoras del amamantamiento para el Simposio Anual Amamantamiento y Feminismo desde el 2005. En las conclusiones del simposio del 2007, ellos escribieron:

“El Simposio Anual de Amamantamiento y Feminismo convoca a reponer el amamantamiento como una parte de la vida productiva y reproductiva de las mujeres y sus derechos. El simposio está diseñado para reunir las demandas por el derecho a amamantar con las demandas de las mujeres y las comunidades de estudios feministas, y para aumentar el reconocimiento entre las defensoras del amamantamiento que la promoción de este derecho recibiría mayor reconocimiento socio político aunándose con aquellos preocupados por la salud, los derechos y la justicia reproductiva de las mujeres, los avances económicos de las mujeres y la eliminación de las inequidades sociales, económicas y de salud hacia las mujeres”

Para el simposio es central la noción de que amamantar no es una “opción”. Amamantar es un derecho reproductivo. Este es un concepto simple, pero indudablemente radical. Esto porque: cuando enmarcamos el amamantamiento como una opción hecha por mujeres de manera individual, ponemos toda la responsabilidad de enfrentar esa opción en la mujer. Pero, como lo escribe Bernice Hausman en su ensayo, “la liberación de las mujeres y la retorica de la “opción” en los debates de la alimentación de los niños, ponemos a la madre en lactancia como haciendo una decisión de consumidora, en lugar del ejercicio de un derecho humano. Este marco, en cambio, le entrega protecciones legales a las familias en periodo de lactancia. En su análisis “La construcción de la protección parental en las leyes de los Estados Unidos”, Maxine Erichner escribe sobre porque las cortes han determinados que los Actos de Discriminación del Embarazo(PDA en ingles) no aplica a madres lactantes:

“En lugar de considerar que “está relacionado con una condición médica” respecto al embarazo, lo que le daría cobertura bajo el PDA, las Cortes definen que el amamantamiento es una “opción” relacionada a la paternidad y por tanto, no está cubierta legalmente. Al instalar el amamatamiento como una opción eso absuelve a los empleadores de cualquier deber para generar las condiciones y evade la pregunta de si esas “opciones”, cuando aportan al bienestar de los niños, deben ser o no apoyadas.”

El resultado, dice Paige Hall Smith, es que las mujeres que tienen control sobre sus cuerpos, tiempos y sus vidas- generalmente altamente educadas, por sobre las clases medias- pueden optar por el amamantamiento, pero la mayoría de las madres- trabajadoras asalariadas, mujeres de familias que requieren dos ingresos para sobrevivir, o mujeres pobres que por orden de las leyes deben volver a trabajar para mantener sus derechos federales- no pueden optar. Esa falta de respuesta del feminismo a estas inequidad en el mundo del trabajo hacen que el amamantamiento sea un “privilegio de clase”, ella dice.

Este tema esencial de las injusticias sociales debería ser común a ambas demandas, las del derecho a amantar y las del feminismo. La académica feminista Penny Van Esterik toca temas clave en un estudio WABA, “Amamantamiento, un tema feminista”

“Las mujeres que quieren alimentar a sus bebes pero no pueden- debido a apoyo inadecuado de las familias o trabajadores de la salud, impedimentos del lugar de trabajo o desinformación de la industria alimenticia infantil- están siendo oprimidas y explotadas. Grupos e individuos interesados en luchar por los derechos de las mujeres y por los derechos humanos, deben tomar acción para cambiar esta situación y reconocer al amamantamiento como un derecho de la mujer.

Las mujeres están llamadas a hacer valer el valor de su trabajo productivo y reproductivo. Las mujeres no deberían nunca ser forzadas a hacer una opción entra el trabajo de madre y otro trabajo. Condiciones para apoyar la alimentación exitosamente son condiciones que conducen a reducir la subordinación de género, contradiciendo las imágenes negativas de las mujeres y enfrentando el valor del trabajo reproductivo de la mujer.”

De hecho, la última unión entre amamantamiento y feminismo es que en una sociedad realmente equitativa, las mujeres tendrán la capacidad de cumplir sus trabajos productivos y reproductivos sin enjuiciamientos.

Estos temas trascienden el amamantamiento. ¿Por qué, por ejemplo, nosotros ponemos a las “mamás en casa” contra las “madres trabajadoras”, en lugar de demandar más calidad y accesibilidad del cuidado infantil, horarios flexibles y maternidades pagadas para que cada mujer pueda lograr enfrentar el mundo del trabajo y el mundo del cuidado, en la proporción que ella desea? ¿Por qué aceptamos que, si una mujer dedica todo su tiempo para cuidar a su familia, ella no tiene ningún derecho ni beneficio social, por qué cuando tiene un trabajo remunerado y envía a sus hijos al cuidado diario, ella y su apoyo de cuidado reciben seguridad social en edad avanzada? Y ¿Por qué no demandamos políticas sociales que subsidien el cuidado infantil y apoyamos a las madres pobres a ingresar a la fuerza de trabajo remunerado, o quizás que las madres pobres puedan cuidar ellas mismas a sus hijos y reciban remuneración por eso?

Cuando las demandas por los derechos de las mujeres y las demandas por el amamantamiento se unen, estos temas estructurales están al frente y en el centro. Organizaciones como “Mamás criando” y “Lo mejor para los hijos” están tomando estos temas, trascendiendo en el medio con “Mamás querreras” y creando un movimiento por el cambio. Tenemos mucho que cubrir, empecemos a trabajar.


*Alison Stuebe, Doctora Obstetra, Especialista en Amamantamiento
Artículo publicado en la web Breastfeeding Medicine Journal
Traducido por Danae Prado C. con la autorización de la autora



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