viernes, 3 de octubre de 2014

Juegos y estereotipos, terminemos con las narices fruncidas



Esta semana se dio a conocer en Chile la campaña de la ONG Comunidad Mujer "Las niñas pueden", en la idea de atacar los estereotipos infantiles a través de juguetes y juegos, que luego determinan roles sociales y carreras profesionales de las mujeres, y que en definitiva siguen consolidando la inequidad de género. La campaña se centra en las niñas y yo como madre de un niño me pregunté, ¿cómo afecta esta discriminación a los pequeños hombres? Por Danae Prado C. 

miércoles, 1 de octubre de 2014

La hora del cuento: “Sapo y la canción del Mirlo”




 Para mi familia, las letras y los libros son una forma importante de compartir y hemos encontrado en la literatura infantil un lenguaje en común, que podemos usar para comunicarnos y expresarnos entre nuestras distintas miradas de adultos y niñas. Aquí les comento uno de nuestros libros favoritos: “Sapo y la canción del Mirlo”. Por Millaray Neira

 
 
Mi hija mayor, de tres años, narra los libros a través de la lectura de sus ilustraciones y la asociación a su impresionante memoria de los cuentos ya escuchados. Su hermana menor, de un año, la imita jugando a hojear libros y simulando su lectura en sus balbuceos, graciosamente aún cuando los libros estén al revés.

Tenemos varios libros en casa para que el contacto con ellos sea común y corriente, algo de diario vivir. Pero también llevamos a las niñas a la biblioteca local que, afortunadamente, tiene una Sala Koala estimulante para ellas, la que permite abrir las posibilidades que el mundo de las letras les puede ofrecer.

Es por esto que se me ocurrió la idea de compartir en el blog la experiencia con algunos de estos libros, idealmente libros fuera de los cuentos clásicos que ya tod@s conocemos, con el fin de ser un aporte para quien está iniciando una búsqueda de bibliografía para compartir en familia.

Así, comienzo con “Sapo y la Canción del Mirlo”, el que llegó a nuestras manos por medio de la biblioteca local. Este libro infantil es parte de una serie literaria denominada “Sapo” que trata diversas temáticas. Su prosa es sencilla como sus ilustraciones y hablan en forma cercana para que mi hija se pueda envolver con ella e identificarse con sus personajes y sus aventuras.

 Estos libros fueron hechos por el escritor e ilustrador holandés Max Velthuijs, quien en su carrera se dedicó al diseño en diferentes áreas, pero que en los años ochenta se volcó a la literatura infantil. Tiene varios títulos a su haber, sin embargo, la serie Sapo es la más editada en el mundo hispanohablante.

Este libro en particular, habla de la muerte.

Sin duda, la muerte es un tema tan natural como complejo. Realmente no sé si en general para los adultos es tan complicado hablar de esto con un niñ@, pero en mi caso me vi enfrentada a esto hace poco tiempo con mi hija mayor y por momentos vacilé profundamente en cómo abordarlo o si era mejor ignorarlo u obviarlo.

Recordé entonces que alguna vez había leído una entrevista a J.K. Rowling acerca de la muerte en se saga Harry Potter y ella hacía referencia a lo normal que el tema era para sus lectores infanto-juveniles. 

Aunque no supe muy meditadamente cómo explicarlo, abrí el tema de la muerte a mi hija, lo que se ha ido construyendo poco a poco y que nos ha ofrecido mayores gratificaciones de las pensadas, pues incluso he podido vincularla al recuerdo de mis propios seres queridos que han partido y que, en gran medida, forman parte también de su propia historia.

Sapo y La Canción del Mirlo hace eso, narra la experiencia de sus personajes animales con la muerte, de forma natural y clara, tal como puede ocurrirle a cualquiera de nuestros hij@s. Lo más interesante, en mi opinión, es que el libro no intenta hacer una explicación metafísica o teológica de la concepción de la muerte, sino más bien de cómo los personajes enfrentan esta situación. Y eso me parece interesante porque le otorga un lenguaje universal a la obra.

Sapo y sus amigos encuentran al Mirlo que ha muerto, esto les produce una gran tristeza y recuerdan sus canciones que les alegraban. Entonces, realizan el rito fúnebre que no es otra cosa que su despedida y -esta es la parte que a mí me encantó- la actitud posterior que adoptan es de disfrutar la vida y recordarlo con alegría.

La historia asume la naturalidad del proceso de la muerte, pone énfasis en la necesidad de vivir el duelo, pero ofrece la salida de continuar la vida dignificando y honrando con ella a los que han partido.

Cuando leímos el libro con mi hija mayor, fue muy emocionante, pues ella sintió la tristeza de los personajes e incluso me emocionó a mí al relacionarlo con mis familiares difuntos. Pero al finalizar la historia, quedó tranquila y satisfecha con el desenlace y se durmió con esa paz envidiable de los sueños infantiles. Tanto le gustó, que lo eligió para un proyecto preescolar, venciendo las múltiples historias y libros de princesa que inunda su mundo de fantasía.