Florencia Bossié es una bibliotecaria
argentina, que divide sus días entre su trabajo como Encargada de Dirección de
Salas-Museo en la
Biblioteca Pública de la Universidad Nacional
de La Plata, Argentina; proyectos de memoria y Derechos Humanos a través de las
bibliotecas, y la crianza de su hijo Hilario, de tres años y 5 meses. Por Danae Prado C.
Nuestra Comadre Invitada nos respondió
desde La Plata, Argentina, para conversar sobre literatura y bibliotecas
infantiles y cómo acercar estos espacios y los libros a los niños.
Flor también trabaja en proyectos que
rescatan la memoria a través de los libros y ha participado en diversas
investigaciones sobre las políticas de la Dictadura Militar Argentina contra la
literatura, incluso la infantil. Sobre esto conversaremos en una próxima
entrevista.
Hoy nos centramos en la relación de niños
y niñas con los libros, la literatura y las bibliotecas.
Sobre las
bibliotecas, ¿cómo hacer de estos espacios, lugares para niños?
El mundo de las bibliotecas es
diverso, como casi todos los mundos. Las hay universitarias, especializadas,
virtuales, de sindicatos, populares y más. Desde hace algunos años han surgido cada vez con
más fuerza las bibliotecas infantiles, que son las bibliotecas pensadas
específicamente para que los chicos las habiten y las hagan propias; incluso existen
bebetecas, que son aquellos espacios para acercar los libros, sus imágenes, sus
letras, sus colores, sus sonidos y sus texturas desde los primeros meses de
vida.
Personalmente creo que no todas las bibliotecas son ámbitos propicios para los niños (y tampoco tienen por qué serlo). Cada una tiene sus especificidades, no hay por qué mezclarlo todo.
A mi, por ejemplo, que trabajo con
libros antiguos, en un ámbito donde los usuarios son investigadores, no me pone
cómoda estar con mi hijo en mi trabajo, más que un rato. Sin embargo, disfruto
mucho de ir con él a otras bibliotecas, donde los espacios son los adecuados y
los libros que va a encontrar también. Inclusive me gusta ir a la librería y dejar
que él elija cuál se quiere llevar.
Creo en la importancia de ofrecer a los chicos posibilidades de relacionarse con los libros desde los primeros años, de una manera amorosa, sin presiones, desde el afecto, el gusto y las ganas de contagiar eso que tan felices nos hace, la lectura. Sin imposiciones, sin deberes, sin presiones.
Debemos confiar en que las palabras y
los libros en sus manos harán lo suyo, por medio de adultos que los inviten. Es
difícil encontrar chicos que se resistan al placer de los libros.
Sobre la literatura infantil ¿cuál es el valor principal que debería tener un libro infantil?
Me resulta difícil responder a esta pregunta, sobre todo porque creo en el valor de la intuición a la hora de elegir un libro, en la experiencia íntima de un lector con ese objeto.
Puedo decir que a mi me gustan los
libros con buenas ilustraciones y sobre todo con una buena historia, que
cautive sin moralina, sin moraleja. Y también me gustan los que plantean
desafíos, los que sí hablan de eso que es mejor no hablar. Los que se meten con
estos temas difíciles. Y, sobre todo, los que no subestiman a los chicos.
Ser madre, ¿afectó de alguna manera tu forma de ejercer y ver tu profesión?
Creo que ser madre lo cambia todo: la forma de pararse ante la vida en general, no sólo en el trabajo. El modo de sentir; la necesidad de cuidarse más porque hay un otro que nos necesita, los tiempos ya no son todos para nosotras, los deseos empiezan a pasar por otros lugares, te conecta con una parte de vos misma que nunca habías imaginado que tenías, las sensibilidades pasan también por otros lugares.
No sé si afectó especialmente mi
trabajo o mi profesión. Sí es cierto que empiezan a haber otras prioridades que
no pasan precisamente por lo laboral. Sin embargo, mi compromiso, mi disfrute
de lo que hago cada día no decayó ni un poco.
Mi profesión para mí es importante porque, más allá de algunas cuestiones puntuales que se dan en el día a día, es lo que me gusta hacer, lo que me da placer. Mi trabajo está con los libros y mis tiempos libres también tienen mucho de libros. Siempre pienso que un niño es feliz si su madre lo está aunque sea un rato en el día y que si uno tiene la buena suerte de trabajar de lo que le gusta, seguramente tiene más chances de ser feliz.
¿Qué es para ti la crianza rebelde?
La verdad, nunca lo pensé ¡de hecho no sabía que existiera este concepto! Ser madre, para mí, es un aprendizaje permanente. Los primeros tiempos fueron de conocernos el uno al otro, de acomodarnos a la nueva vida madre-hijo-pareja.
No sé exactamente qué implica esto de
"crianza rebelde", intuyo que tiene que ver con no seguir mandatos
pre establecidos, buscar el modo propio de relacionarse con un hijo, estimo que
va por ese lado.
No creo en los estereotipos, en las
madres ultrasonrientes y siempre relajadas de las publicidades, que hacen que
una se sienta una loca si un día no tiene la serenidad suficiente para encarar
la vida de madre. No creo en la maternidad como algo dado para la mujer, como
lo natural, como lo que debe ser. Creo que lo ideal es poder elegirla y que se construye desde que el bebé
nace.
Como cualquier relación implica un
conocimiento del otro que se va dando en el compartir la vida juntos. Es un
vínculo indisoluble, del cual no nacimos sabiendo nada (sólo desde el rol de
ser hijos, no desde el ser madres o padres) y ahí está la dificultad y el
desafío, maravilloso desafío.
Supongo que la rebeldía está en seguir siendo mujer y profesional a la vez que madre, en tratar de escucharnos a nosotras mismas sin interferencias y en desafiar el "qué dirán" escuchando el propio deseo y respetando a ese otro en su individualidad. Como verán, nada fácil pero apasionante tarea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario